Para Rayados se fue otra temporada, de nuevo no son campeones y debo decir que me da la impresión de percibir cierta sensación de miedo a ilusionarse por sus aficionados, como si eligieran perder a la primera y no esperar hasta el final a ver qué puede pasar, como si supieran que definitivamente no van a poder.Al iniciar la serie contra Cruz Azul no eran favoritos; sin embargo, parecían ir favorablemente contra todo pronóstico con el partido de ida, pero se mencionó en diferentes ocasiones: no era nada positivo haber dejado el marcador tan corto, a un equipo como Cruz Azul no puedes darle tanta vida, y efectivamente ocurrió lo que se advertía.Lo que corresponde a Diego AlonsoLa información con respecto a la alineación no estaba del todo clara. Se tenía previsto que el Xl fuese el mismo del partido que fue la ida, con línea de 4 al igual que ante Torreón en el primer juego de la serie. Sin embargo de último momento se decidió que había que volver a la versión más defensiva de este grupo: 5 defensas, 3 mediocampistas y 2 atacantes para intentar vencer a un equipo que no sabe cómo perder en su casa.Más allá de la disposición táctica, lo más importante era la encomienda de los jugadores recibida por parte de su entrenador para desarrollar en el campo. Y realmente pareció la correcta, o al menos mal ejecutada. Es natural que cuando existe una ventaja queramos abrazarla y defenderla con nuestra vida, no siempre consideramos ir a ampliarla., Rayados se notó algo temeroso y gris para este partido, y terminó por pasarle factura.Se paraban cada vez más cerca de su arco, una mala señal de un equipo que intenta guardar algo porque permite la cercanía de aquel que quiere quitarselo. No pudieron ser activados los delanteros ni los carrileros, y para la mala fortuna, el fantasma de las lesiones (20 lastimados en el semestre), comenzó aparecer y decidió llevarse a Rodolfo Pizarro, en un momento difícil donde el equipo se sentía atracado por un penal mal marcado, parecía que lo anímico se iba y se fue hasta abajo.Sin reacciónCualquier persona que haya estado viendo el partido pudo darse cuenta que Monterrey no ofreció ni el más mínimo argumento para confiar en ellos. Hablamos de un equipo sin balón, sin oportunidades de gol, sin fuerza, sin coraje, que en cada jugaba que disputaban no era tan difícil ganarles la pelota, que por arriba no lucieron,perdidos en balón parado, y con jugadores en el campo que parecían ya no tener nada que estar haciendo con esta institución.No me da para entender futbolísticamente como un equipo se cae de esta forma luego de tres muy buenos partidos, le doy el valor totalmente a lo anímico: si en tres partidos te salió todo bien, nadie se lesionó, resistías bien y anotabas con cierta facilidad, y ahora era todo lo contrario solo en la primera parte, era normal que apareciera ese fantasma de la desconfianza para llevarse todo lo anteriormente conseguido.Culpable, pero no villanoMuchas críticas estuvieron encima de Marcelo Barovero, y fue con justa razón. El arquero argentino se equivocó dos veces y costó un penal y un gol, que nadie se atreva a negarlo. Pero esto no debe hacer quedar al 'Trapito' como un enemigo de la institución, parece trillado decirlo pero él hizo su mejor esfuerzo, no quiere errar, pero le tocó perder consigo mismo. La próxima temporada sin duda debe seguir siendo arquero del Club de Fútbol Monterrey.