Todo lo que sucede por vez primera no se olvida. Desde la etapa infantil, cuando algunos quizás recuerden su primer juguete o en la etapa adolescente, donde otros tengan presente aquel primer beso o la primera novia, el primer amor, el primer hijo, sus primeros pasos, en fin, siempre será motivo de suspiro algún novato acontecimiento de antaño. La pasión de los Laguneros por el fútbol siempre ha sido bastante fuerte. Es una afición exigente y muy noble que siempre sigue al equipo de sus amores y aunque en este nuevo TSM las cosas se han enfriado un poco, aún quedan vestigios de furor por parte de los que pertenecieron a la ‘vieja guardia’ del aquel antiguo amigo: ‘El Coloso de las Carolinas’.Es por eso que, en la mente de todos los apasionados por los colores verdiblancos, habita el recuerdo del primer campeonato del Santos Laguna, pues de todas las glorias obtenidas, sin duda que es este el que más se ha gozado debido a que el rival era el poderoso Necaxa que llegaba a la grama del Corona con todas sus estrellas.    

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En el modesto Santos, destacaban Gabriel Caballero, Héctor Adomaitis, Nicolás Ramirez, Miguel España, el arquero José Miguel, pero en aquel rectángulo verde había un jugador con el número 18 en los dorsales, que en ese momento desconocía que cambiaría el rumbo del Club Lagunero y lo dejaría marcado para el resto de su historia.La mañana fue apacible, el canto de algunas aves pasaba desapercibido para Ernesto, que esa mañana se levantó impaciente luego de no poder conciliar el sueño, y es que, si bien es complicado dormir en la víspera de una final, lo es aún más cuando el equipo que amas llega por primera vez a cerrar el juego de vuelta en casa. En otro punto de la ciudad, un jovencito estallaba en ira mientras salpicaba de menudo su recién lavada camiseta verdiblanca mientras su mamá preocupada, lo trataba de tranquilizar. Es la presión, el estrés, se llegaba el día y las emociones brotaban a flor de piel.La empolvada Comarca Lagunera sabía que la hora cero había llegado y era el momento de demostrar que no hay equipos grandes ni chicos y que solo bastaba la decisión para ganar, como bien dice las notas de aquel glorioso himno que a todo pulmón cantaban en las colonias de Torreón: ‘el equipo de todos, verde es tu color, blanca tu franqueza, con gritos de guerreros, ¡Santos a ganar!’

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Ya en el Estadio el partido fue no apto para cardiacos, con volteretas y jugadas de sumo peligro para ambas escuadras. Los Rayos estaban comandados por Manuel Lapuente y tenían como figuras al ‘ratón’ Zarate, Luis Hernández, Ricardo Peláez, Nicolás Navarro entre otros.Gabriel Caballero anotó el segundo gol de Santos en una jugada exquisita que arrancó con un pase filtrado de Benjamín Galindo y después triangulaciones entre Wagner De Souza y Caballero, para acabar el esférico dentro de las redes y hacer explotar en júbilo a los miles de aficionados laguneros que brindaron un colorido espectáculo con banderas.

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El gol que marcó un parteaguas en la historia del Santos Laguna cayó al minuto 83 cuando por la banda derecha, Nicolás Ramírez mandó un centro preciso al área donde Jared Borgetti, suspendido en el aire, remató de cabeza para vencer al experimentado arquero Navarro. Fue un momento de éxtasis total en la tribuna, el Estadio Corona se cimbró y aquel muchacho de Culiacancito Sinaloa se convertiría en el máximo ídolo de Los Guerreros. El arrobamiento fue unánime, aquel instante cuando Jared se despegó de la superficie terrestre, se detuvieron los corazones de los aficionados que con incredulidad veían que Santos se alzaba con el primer título de su historia.   Minutos después el sueño se hizo realidad, la Santosmanía se hizo presente, y nació en la calzada Ávila Camacho, donde la música bautismal fueron los claxons de los vehículos de los enfebrecidos aficionados, esa Santosmanía se propagaría al resto de la región y después a los lugares donde viven santistas que gozan a distancia los logros del equipo Lagunero. Aquella tarde invernal fue la imprenta donde se plasmó el inicio de muchos capítulos en la historia de Los Guerreros del Santos Laguna.

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