Los tres errores de Diego Alonso

El presente de Rayados todavía no es un desastre total, pero sin duda está en el camino perfecto de llegar a serlo y debe haber alarmas encendidas. No están en zona de clasificación (lugar 11), tienen apenas 12 puntos de 27, más goles en contra y más derrotas que empates.Los que están arribaPor encima de Monterrey están Atlas (10), Pumas (9), Morelia (8), San Luis (7), Querétaro (2) y Necaxa (1), que en diferentes aspectos son inferiores a Rayados, pero han sabido hacer un mejor trabajo, y esto es lo que pone todavía más presión sobre el equipo de Diego Alonso.No es el único, pero sí el peorHay otros equipos que también están pasando por un mal torneo y que tenían mayores expectativas, como Cruz Azul y Pachuca, pero ninguno de ellos hizo una inversión como la de Rayados en el último año, es por ello que hasta ahora la mayor decepción del torneo está siendo el Club de Fútbol Monterrey.Hay motivos clarosAunque acaban de ganar la Liga de Campeones de CONCACAF hace unos meses, a Tigres, y jugarán el Mundial de clubes, la mayor parte de la afición quiere ganar el título liguero, y desde allí comienza la exigencia hacia el equipo en el día 1 de competencia, y cabe señalar que ese día lo perdieron 4-2 contra el América.Este equipo se cura de una cosa y le duele otra. La primer temporada de Diego Alonso tuvo muchas lesiones, y por eso cambiaba tanto de jugadores; en este torneo a tenido a la mayoría de sus jugadores estelares sanos, pero de todas formas ha movido mucho su cuadro.Las razones: Exceso de movimientos tácticos: un sistema de juego puede ser visto desde diferentes formas, hay quienes dicen que no importa, otros que son números telefónicos, algunos más los ven como una plataforma de lanzamiento, pero lo cierto es que funciona como una referencia para todos, para el futbolista significa entender dónde estará parado y dónde encontrará a sus compañeros, y para el entrenador es una guía para saber qué y quién funciona y qué y quiénes no en cada zona o colectivo. El pasado juego ante Necaxa, había planeado un juego con línea de 3 y solo duró 45 minutos, cambió a 4-4-2 cuando el propio Diego Alonso el viernes dijo que no habían usado ese sistema porque les parecía muy plano. La elección de jugadores y funciones: Medina fue el mejor lateral derecho de la Copa América, aquí es central; Layún ha quedado a deber como lateral y sigue jugando, mismo caso de Gallardo; Charly Rodríguez está alejando de su mejor zona de influencia de mediapunta; muchos partidos jugaron Pizarro y Meza y nunca dieron motivos para sostenerse juntos; los intentos de usar doble 9 han salido mal, evidentemente es forzar que funcionen y no que jueguen porque se ven realmente bien; Nico Sánchez sigue intentando sacar la pelota cuando es casi imposible que lo haga bien y ya ha tenido errores graves que han costado goles. Forzar un estilo: está claro que la intención de Diego Alonso es que su equipo esté ligado y sea reconocido al juego con posesión, pero después de tantos partidos, dos torneos completos y la mitad de otro, le sigue costando mucho el ataque posicional, y no solo por el hecho de atacar, sino porque significa dar ventajas al rival en la parte defensiva, todo juego propositivo conlleva grandes riesgos, y Monterrey los ha sufrido, tanto que han costado puntos que hoy los tienen en la onceava posición. No está mal querer imponer una idea en un equipo, a final de cuentas un técnico es un acumulado de ideas, pero lo que sí es incorrecto es que pasen tantos partidos y, primero, no lograron y, segundo, no hacer algo para cambiar el camino. En resumen, tres aspectos: movimientos tácticos, jugadores con funciones donde no brillan y una idea que no ha podido ser impuesta y tampoco es corregida.¿Son corregibles? ¿Será que Alonso mantenga un sistema táctico y un plan de juego comprensible para cada partido? ¿Ubicará a los futbolistas en otras zonas, como Medina en la lateral, para que rinda mejor el colectivo? ¿Comenzará a atacar con más espacios y menos rivales en lugar de más rivales y menos espacios? Son 4 preguntas a las que debo responder: no lo creo. O al menos lo dudo mucho.